Iván Morales Corrales, un veterano oficial de policía, fue asesinado en una emboscada en Temixco, Morelos. El ataque, en el que pistoleros abrieron fuego contra la furgoneta negra en la que viajaba junto a una mujer, ocurrió a solo seis kilómetros de Cuernavaca. Este hecho resuena con particular intensidad debido a que Morales sobrevivió a un atentado similar hace 10 años, cuando un helicóptero en el que viajaba fue derribado por orden del líder del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), El Mencho. En aquella ocasión, el valiente agente fue homenajeado por el entonces presidente Enrique Peña Nieto, convirtiéndose en un símbolo de resistencia contra el narcotráfico. Su asesinato en la misma fecha del episodio anterior parece una declaración de desafío del crimen organizado.
El crimen ha dejado al descubierto las tensiones persistentes entre las autoridades mexicanas y el CJNG, una de las organizaciones criminales más poderosas del país. Días antes, el grupo liderado por El Mencho desató una ola de violencia en Jalisco, Michoacán y Guanajuato, una muestra de poder que incluyó incendios y bloqueos que cerraron caminos y causaron muertes. La reciente captura y extradición de miembros clave del cartel a Estados Unidos, incluido el hijo de El Mencho, refleja los esfuerzos internacionales por desmantelar la organización. Sin embargo, los narcocorridos y la cultura que rodea a estos grupos criminales siguen alimentando un complejo debate sobre el impacto social del narcotráfico en México, mientras los capos buscan mantener su influencia en medio de crecientes presiones gubernamentales.
Leer noticia completa en El Pais.