La localidad de Catarroja en Valencia fue el escenario de una devastadora riada provocada por una Dana, donde el agua desbordó el barranco del Poyo con consecuencias catastróficas. Salvador Baixauli fue testigo de la trágica muerte de su suegra de 91 años, quien residía en una planta baja que se inundó en cuestión de minutos. A pesar de las desesperadas instrucciones de Baixauli para que la cuidadora, Sandra, llevara a la anciana a un lugar seguro, la rapidez del torrente dejó sin margen para escapar. La llamada de alerta pública emitida por la Generalitat llegó minutos después del trágico evento, generando indignación entre las víctimas que creen que una comunicación más temprana podría haber evitado algunas de las 25 muertes ocurridas en la localidad.
Al igual que Baixauli, decenas de afectados han prestado testimonio ante la jueza encargada de investigar la tragedia. En el proceso judicial, José Eliseo Pardo, perito y catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, presentó pruebas del impacto del fenómeno, indicando que el agua alcanzó alturas de hasta 3,7 metros en ciertas áreas. Pardo calificó el barranco del Poyo como un ‘riesgo torrencial’ y presentó un mapa detallado del área afectada. La comunidad local clama por mejores infraestructuras y sistemas de alerta para prevenir futuras desgracias. Mientras tanto, el relato de Baixauli y otros residentes sirve como un recordatorio de los desafíos que enfrentan las zonas propensas a inundaciones y de la importancia de una respuesta rápida y eficaz por parte de las autoridades.
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