Un trágico accidente aéreo ha sacudido a Estados Unidos, cuando un helicóptero militar Black Hawk y un avión de pasajeros de American Eagle colisionaron en Washington. Este siniestro, catalogado como el más grave en el país desde 2009, ocurrió mientras el vuelo 5342, procedente de Wichita, Kansas, se preparaba para aterrizar en el aeropuerto Ronald Reagan de Washington D.C. El avión, que transportaba a 60 pasajeros y cuatro tripulantes, chocó con el helicóptero que llevaba a tres ocupantes a bordo. Las autoridades investigan las causas del incidente y evalúan la magnitud de las pérdidas humanas y materiales.
Este evento se suma a una serie de accidentes aéreos significativos en Estados Unidos en las últimas décadas. Tragedias como la de un Boeing 707 de Avianca en 1990 en Long Island, que dejó 73 muertos, o el accidente de un Airbus-300 de American Airlines en Rockaway en 2001, con 255 víctimas, son recordatorios de la vulnerabilidad del transporte aéreo. Otros incidentes, como el choque de una avioneta con un Boeing 737 en Los Ángeles en 1991, que cobró 33 vidas, y el accidente de un Boeing 737 de Alaska Airlines frente a Los Ángeles en 2000, con 70 fallecidos, forman parte de una lista marcada por la pérdida y el dolor. La reciente colisión en Washington reaviva las preocupaciones sobre la seguridad aérea, subrayando la necesidad de una revisión exhaustiva de las medidas preventivas para evitar futuros desastres.
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