Las autoridades han determinado que la acumulación de gas que provocó una explosión en un edificio del centro de Madrid tuvo su origen en un local que había sido transformado en vivienda. Este espacio, cuyo uso residencial no estaba registrado oficialmente, albergaba al único fallecido del incidente. La explosión inicial causó caos y preocupación en la comunidad, pero las investigaciones posteriores han arrojado luz sobre los eventos, confirmando la hipótesis de una fuga de gas dentro de este espacio adaptado.
Los residentes del área afectada experimentaron el impacto de la explosión que además causó daños materiales significativos en las inmediaciones. Equipos de emergencia y seguridad acordonaron la zona, mientras se llevaban a cabo inspecciones para asegurar la estabilidad del resto de las estructuras. Las autoridades han aprovechado el incidente para enfatizar la importancia de la regulación y el cumplimiento de normas de seguridad en la conversión y uso de espacios para evitar tragedias similares en el futuro.
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