Un trágico suceso ocurrido en Nápoles ha vuelto a poner de manifiesto la preocupante facilidad con la que los jóvenes de la ciudad italiana pueden acceder a armas de fuego. Renato Caiafa, de 19 años, fue detenido después de confesar que mató accidentalmente a su primo, Arcangelo Correra, de 18 años, al disparársele una pistola con la que ambos jugaban en una concurrida calle del centro de la ciudad. Correra fue trasladado de urgencia al hospital, donde falleció horas después. La fiscalía emitió una orden de detención contra Caiafa, acusándolo de detención ilegal de armas y homicidio, subrayando un problema creciente en la ciudad: la violencia juvenil armada.
Este incidente no es un hecho aislado en Nápoles, donde en las últimas semanas se han registrado varios episodios de violencia juvenil con armas de fuego. El comisario de policía de Nápoles, Maurizio Agricola, ha expresado su preocupación por lo que considera una «banalidad del mal» en los jóvenes, quienes, con una alarmante facilidad, recurren a las armas por motivos triviales. Agricola también ha señalado que la influencia de la Camorra, la mafia napolitana, podría estar exacerbando esta situación al facilitar el acceso a las armas. Los recientes asesinatos de adolescentes por disputas insignificantes reflejan una preocupante cultura de violencia en la región, que requiere atención urgente de las autoridades para evitar más tragedias familiares.
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