El cese al fuego entre Hamás e Israel, vigente desde el 19 de enero, ha instaurado un tenue resquicio de esperanza en la desgastada Franja de Gaza, luego de 15 meses de un conflicto que cobró más de 46.000 vidas. Este alto al fuego contempla un intercambio de rehenes y prisioneros, con la reciente liberación de tres ciudadanos israelíes: Sagui Dekel-Chen, Sasha Trufanov e Iair Horn, quienes, tras 491 días de cautiverio, regresaron a casa en un intercambio marcado por un espectáculo de tensión y simbolismo presentado por milicianos enmascarados de Hamás. De manera recíproca, Israel liberó a 333 prisioneros gazatíes, además de 36 palestinos condenados a cadena perpetua, representando el canje más significativo hasta el momento.
A pesar de estos avances, la situación sigue teniendo aristas complejas. Hamás ha prometido entregar a Israel los cuerpos de cuatro personas secuestradas, incluyendo miembros de la familia Bibas, y preparar la liberación de seis rehenes más. Entre las gestiones actuales y futuras, la incertidumbre predomina, con un saldo final que incluye 25 rehenes liberados y la confirmada muerte de ocho de los 33 originalmente capturados. Por otro lado, el kibutz Kissufim lidiaba con la reciente confirmación del fallecimiento de Shlomo Mantzur, secuestrado en octubre de 2023. En paralelo, la familia de los gemelos Berman recibió esperanzadoras señales de vida tras 494 días de incertidumbre, aunque queda claro que la frágil paz podría desmoronarse si Hamás no cumple con las expectativas de liberar a los rehenes restantes.
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