La comunidad universitaria vivió momentos de tensión cuando se emitió una alerta sobre la presencia de un «tirador activo» en el campus. La institución instó a estudiantes y empleados a estar atentos y buscar refugio hasta nuevo aviso. Las medidas de seguridad fueron implementadas de inmediato, incluyendo el cierre de instalaciones y la suspensión de actividades, mientras la policía del campus y las fuerzas del orden locales respondían a la situación. El paisaje habitual de la universidad se transformó en una escena de emergencia con patrullas y vehículos de respuesta rápida movilizados en torno al lugar.
Con la intervención oportuna de las autoridades, se logró controlar el incidente tras la detención de un sospechoso vinculado con la amenaza. Aunque no se reportaron heridos, el evento dejó una huella significativa en la comunidad académica, resaltando la necesidad de contar con protocolos de seguridad eficaces y la importancia de la preparación para situaciones de emergencia. Los estudiantes y el personal comenzaron a retornar a la normalidad, mientras que las autoridades universitarias aseguraron que se llevará a cabo una revisión exhaustiva de los procedimientos e infraestructuras de seguridad para fortalecer la protección y minimizar los riesgos futuros.
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