En el norte de India, una estampida en el festival hindú de Kumbh Mela resultó en más de 30 personas fallecidas y numerosos heridos durante las primeras horas del miércoles. El trágico incidente ocurrió en Prayagraj, Uttar Pradesh, mientras una masiva caravana de devotos se dirigía a la confluencia de ríos sagrados del hinduismo, extendiéndose a lo largo de 12 kilómetros. La tragedia, que ha sido ampliamente cubierta por medios locales e internacionales, se desarrolló en un día crucial del festival, destinado a ser el más concurrido de los 45 días de celebraciones gracias a la excepcional alineación celestial conocida como Triveni Yog, un evento tan raro que no había tenido lugar en 144 años.
El primer ministro indio, Narendra Modi, ofreció sus condolencias por las pérdidas en un mensaje en la red social X, resaltando el compromiso de su administración para asistir a las víctimas. Testimonios de los presentes, recogidos por medios locales y redes sociales, describen escenas de caos y desesperación, acusando a las autoridades de fallos en las medidas de seguridad. A medida que continúa la búsqueda de desaparecidos, los familiares de los afectados esperan ansiosos noticias desde los hospitales. Las imágenes de horror y sufrimiento se han convertido en un recordatorio doloroso de la fragilidad de las medidas de seguridad en eventos tan masivos, impulsando llamados urgentes para mejorar la gestión de multitudes en futuros festivales religiosos en India.
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