La aviación rusa ha intensificado el uso de bombas guiadas para atacar localidades cercanas al frente de guerra, donde todavía residen civiles. Esta táctica ha elevado la preocupación internacional por las posibles violaciones de derechos humanos, ya que las áreas afectadas han sufrido graves daños en infraestructura civil. Testigos en el terreno han informado de constantes bombardeos que están desplazando a la población y destruyendo recursos cruciales para los habitantes restantes. La estrategia militar, según analistas, busca debilitar la resistencia al desestabilizar las zonas habitadas.
La comunidad internacional ha expresado su condena ante los ataques, instando a una resolución pacífica del conflicto y advirtiendo sobre un posible agravamiento de la crisis humanitaria. Las agencias de ayuda humanitaria enfrentan crecientes dificultades para acceder a estas regiones debido a la intensificación del conflicto y las condiciones de seguridad inestables. Las ONG en el terreno han lanzado un llamamiento urgente para la protección de los civiles y la provisión de asistencia inmediata, mientras las tensiones continúan en aumento en el frente.
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