El festival Acamoto 2025 en Acapulco desató una serie de eventos tumultuosos y desordenados, que dejaron al menos ocho fallecidos y múltiples incidentes de violencia y vandalismo. A pesar de que el evento no es organizado oficialmente por el ayuntamiento, la concentración de más de 100,000 personas y 10,000 vehículos desbordó la capacidad de las autoridades locales para mantener el orden. Las imágenes del caos incluyeron carreras ilegales, acrobacias peligrosas, consumo de alcohol y drogas, y el vandalismo de tiendas de conveniencia. La falta de permisos y la ausencia de beneficios económicos claros para el municipio alimentaron críticas, aunque el evento recibió el respaldo del senador Félix Salgado Macedonio, quien incluso se declaró su fundador.
A pesar de los problemas de seguridad, el Acamoto 2025 generó una derrama económica significativa, que según cifras de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Acapulco, alcanzó los 900 millones de pesos, con una ocupación hotelera superior al 85%. Este fenómeno plantea un dilema para las autoridades locales sobre los beneficios económicos del turismo versus el caos y el riesgo para la seguridad pública. La dualidad del evento continúa alimentando el debate entre la permisividad necesaria para revitalizar la economía post-huracanes y la obligación de garantizar la tranquilidad y el bienestar de los residentes.
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