Costa Rica ha declarado el estado de emergencia debido a la continua alerta roja en la costa del Pacífico, que ha sido azotada por intensas lluvias y condiciones climáticas adversas. Las precipitaciones han provocado inundaciones y deslizamientos de tierra que han afectado gravemente la infraestructura local, obligando a evacuaciones masivas en varias comunidades. El gobierno ha movilizado recursos para asistir a las zonas más afectadas, priorizando el rescate y la asistencia humanitaria inmediata. Se han establecido centros de refugio temporales y se ha intensificado la coordinación con organizaciones de emergencia para mitigar los daños y salvaguardar a la población.
La alerta roja sigue vigente mientras las autoridades monitorean de cerca la evolución de las condiciones meteorológicas, que también han interrumpido actividades económicas claves en la región, como el turismo y la pesca. Se ha instado a los ciudadanos a seguir las recomendaciones oficiales y mantenerse en lugares seguros mientras persista la amenaza climática. Los esfuerzos se centran en restaurar la normalidad lo antes posible, aunque se prevé que las tareas de recuperación sean extensas dado el alcance del impacto. La comunidad internacional ha empezado a enviar ayuda, evidenciando la magnitud del desafío que enfrenta actualmente Costa Rica.
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