En la última sesión parlamentaria, el Gobierno del Partido Popular (PP) ha dado luz verde a una significativa reducción en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, una medida que busca aliviar la carga fiscal sobre los contribuyentes en el ámbito de las herencias y donaciones. Esta decisión se enmarca dentro de un paquete de reformas tributarias que el PP ha venido impulsando, con el objetivo de estimular la economía y mejorar el bienestar financiero de las familias. La rebaja ha sido recibida con opiniones divididas: mientras algunos sectores celebran el alivio económico que representa para las familias, críticos advierten sobre un posible impacto negativo en la recaudación fiscal y los servicios públicos.
La reducción, que estaba en la agenda política del PP desde el inicio de su mandato, llega en un momento donde la presión fiscal y la eficiencia del gasto público son temas centrales en el debate político nacional. La ministra de Hacienda, enfatizó que esta medida busca fomentar una distribución más equitativa de la carga fiscal y responde a una demanda social de larga data para hacer más accesible el traspaso generacional del patrimonio familiar. Sin embargo, partidos de oposición y algunos expertos han expresado preocupaciones sobre cómo la disminución de ingresos podría afectar a la financiación de servicios esenciales y han pedido una revisión más detallada de las repercusiones a largo plazo.
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