En una tarde marcada por la emoción en la plaza de toros, el torero peruano se alzó triunfante enfrentándose al mejor lote de jandillas de una corrida que comenzó con altibajos debido a problemas en los corrales. A pesar de que la expectación por su presentación llevó a que se colgase el cartel de «no hay billetes», el prometedor torero solo pudo llevarse una oreja, con un público que solicitó con fuerza un segundo trofeo tras una demostración de temple y técnica que dejó a todos sin aliento. Su actuación fue calificada como «por la tremenda», consolidando así su reputación en el circuito taurino y provocando que los asistentes salieran conmemorando el arte desplegado en el ruedo.
Por su parte, José María Manzanares también dejó huella en la arena, sumando puntos en su haber, demostrando solidez y el estilo que le caracteriza ante un público entregado. La corrida, que se perfilaba inicialmente como desafiante, se transformó en una tarde de memorables faenas con ambos toreros dejando el alma en cada muletazo. Esta jornada no solo fue un testimonio del talento y el valor de los diestros, sino que también subrayó la capacidad de superación ante los imprevistos, brindando una velada de emoción pocas veces vista en el coso taurino.
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