El verano de 2023 ha traído consigo una nueva ola de incendios forestales en España, con cerca de 26,900 hectáreas quemadas hasta finales de julio, y un aumento alarmante durante agosto que ya suma 16,080 hectáreas. A raíz de la gravedad de la situación, el Gobierno ha declarado la fase de preemergencia nacional, activando un despliegue coordinado que involucra a brigadas de bomberos, Guardia Civil y voluntarios. La intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME), creada en 2005 para actuar en casos de catástrofes y emergencias de gran envergadura, se ha vuelto fundamental en estos episodios críticos, donde el cambio climático intensifica los desafíos para contener el fuego.
La UME cuenta actualmente con 3,278 efectivos, de los cuales un 7.44% son mujeres. Su estructura operativa, que incluye varios batallones y destacamentos, está diseñada para responder a emergencias que superen las capacidades de las autoridades civiles, en situaciones que van desde incendios forestales hasta desastres naturales y riesgos tecnológicos. Los miembros de la UME, que reciben formación especializada en diversas áreas de emergencia, perciben sueldos que, aunque son ligeramente superiores a los de otras unidades del Ejército, no incluyen compensaciones por horas extraordinarias. Este vital cuerpo se activa bajo órdenes del Gobierno, orientado a proteger a la ciudadanía y restaurar el orden en tiempos de crisis.
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