La actual gestión de Javier Milei en Argentina enfrenta una creciente crisis de confianza, evidenciada por la necesidad de recurrir a múltiples rescates financieros internacionales para estabilizar una economía en declive. A pesar de conseguir apoyo del Fondo Monetario Internacional y del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, estos esfuerzos han sido insuficientes para revertir la depreciación del peso argentino y frenar la demanda de dólares. El futuro político de Milei se encuentra en un punto crítico con las próximas elecciones, donde necesitará al menos el 40% de los votos a nivel nacional para evitar un mandato turbulento caracterizado por una posible crisis de gobernabilidad.
La administración de Milei contrasta fuertemente con las gestiones previas, especialmente en términos de inflación y gasto público. Sin embargo, las reformas estructurales necesarias para revitalizar la economía no se han materializado. Escándalos como el caso $LIBRA y acusaciones de corrupción han mermado aún más su credibilidad. En este contexto, cualquier soporte externo, incluso de figuras internacionales como Donald Trump, parece insuficiente sin un sólido respaldo electoral y sin consenso interno para implementar cambios profundos. Esta situación ha generado una atmósfera de incertidumbre que despierta preocupación tanto en los ciudadanos como en los inversores internacionales.
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