En una jornada del Tour de Francia caracterizada por un ritmo lento y marcado por varios accidentes graves, el ciclista belga logró imponerse en el sprint final en Dunkerque, superando al italiano Milan. Este triunfo en un día que, a pesar de su tranquilidad en el pelotón, estuvo interrumpido por choques que obligaron a diversas paradas, eleva la moral del equipo belga. Los incidentes en la ruta generaron preocupación tanto entre los corredores como en el personal de los equipos, destacando el peligro constante que representan las carreteras para los ciclistas.
A pesar de los contratiempos, Mathieu van der Poel logró mantener el maillot amarillo, continuando como líder general del Tour. Su consistencia y destreza le han permitido conservar la ventaja en la clasificación, siendo uno de los figuras más destacadas de esta edición. El equipo del líder se mostró satisfecho con el rendimiento y la estrategia aplicada, mientras los aficionados aguardan con expectativa la próxima etapa, con esperanzas de una competencia menos accidentada y más dinámica.
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