Thiago Ávila, activista de la Flotilla de la Libertad, ha sido deportado a Madrid tras ser capturado por las autoridades israelíes mientras intentaba llevar ayuda humanitaria a Gaza. Equipado con un simple chándal gris y cubierto de picaduras de insectos, Ávila detalló cómo fue interceptado a bordo del barco Madleen en aguas internacionales. Desde su deportación, ha permanecido incomunicado y ha sido sometido a condiciones extremas en prisión, incluyendo el aislamiento y presiones para firmar un documento que reconociera una entrada ilegal a Israel, con la amenaza de 100 años de prohibición de volver. Sin embargo, enfatiza que lo vivido por él no es comparable con el sufrimiento continuo de los palestinos en Gaza.
Durante la noche de la interceptación el 9 de junio, drones iluminaron su embarcación y posteriormente las autoridades israelíes tomaron el control. Ávila describe cómo su grupo, comprometido con una misión no violenta, decidió no resistir ante la posibilidad de que la situación escalara. Tras navegar en zigzag durante casi un día, Ávila y otros activistas llegaron al puerto de Ashdod, donde quedaron incomunicados y enfrentaron presiones legales. Ávila relata su experiencia en prisión, donde inició una huelga de hambre y fue finalmente trasladado a una cárcel con condiciones deplorables. A su llegada a Madrid, logró comunicarse brevemente con su familia antes de continuar su viaje a Brasil, donde se reunirá con su esposa e hijo.
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