En el proyecto «Inversión libre de mitos» de ING, se exploran las razones éticas y emocionales que impulsan a individuos a invertir con conciencia social. Lourdes Fernández, la participante más veterana, destaca la satisfacción de contribuir a cambios positivos mediante inversiones enfocadas en sostenibilidad. José María García, oriundo de Oviedo, resalta que ahora es más accesible optar por fondos que prioricen proyectos éticos. Este enfoque, aunque pueda ofrecer márgenes de ganancia menores, representa un compromiso con el futuro del planeta. El interés por saber a dónde va el dinero se refleja en las decisiones de Feliciano Sánchez, quien prefiere apoyar startups y proyectos donde conoce el impacto directo de su inversión.
Blanca Comín, de Amundi Iberia, señala que invertir es un proyecto personal que combina metas vitales y bienestar emocional. Al elegir invertir en empresas con prácticas éticas, los inversores pueden sentirse orgullosos de sus decisiones financieras. Fernando Ramírez comparte su experiencia invirtiendo en proyectos innovadores como la construcción de casas sostenibles, que además de potencial de crecimiento, fortalecen la economía local. Francisco Quintana, de ING, concluye que invertir en empresas que mejoran el mundo no solo es rentable, sino que también contribuye a un futuro compartido, beneficiando tanto a inversores como a la sociedad.
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