Un temblor significativo sacudió la región, aunque afortunadamente no provocó heridos directos como consecuencia del evento sísmico. Sin embargo, el pánico se apoderó de la población, lo que resultó en que al menos 151 individuos fueran hospitalizados tras saltar precipitadamente desde edificios en un intento de protegerse. Las autoridades locales están intensificando sus esfuerzos para garantizar la seguridad de los ciudadanos y evitar incidentes similares en el futuro, proporcionando refuerzos estructurales en zonas críticas y organizando campañas de concienciación sobre cómo actuar de manera segura durante un terremoto.
Los hospitales de la región están sobrellevando la situación, atendiendo a los afectados por contusiones y lesiones provocadas durante el caos que siguió al seísmo. Equipos de emergencia y servicios médicos se desplegaron rápidamente para asegurar un tratamiento oportuno y adecuado para las personas heridas. En tanto, el gobierno ha prometido revisar sus protocolos de emergencia y mejorar sus sistemas de alerta temprana para minimizar futuras situaciones de pánico y garantizar la seguridad pública en eventos similares. La comunidad sigue en estado de alerta, mientras las autoridades monitorean posibles réplicas que puedan agravar la situación existente.
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