El polémico acuerdo firmado recientemente entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado una fractura notable en el seno de la Unión Europea. Algunos países de la UE consideran que el acuerdo representa una rendición inaceptable ante las demandas unilaterales de Washington, argumentando que compromete la soberanía económica del bloque. Críticos internos destacan que las concesiones otorgadas a Estados Unidos podrían sentar un precedente negativo, debilitando la posición de la UE en futuras negociaciones comerciales a nivel global.
Por otro lado, un grupo de líderes europeos defiende el acuerdo como una acción pragmática y necesaria para evitar una potencial guerra comercial que podría tener consecuencias devastadoras para la economía europea. Desde esta perspectiva, el pacto es visto como un mal menor que garantiza estabilidad económica y protege intereses transatlánticos más amplios. Esta división subraya las tensiones internas en la UE sobre cómo enfrentar el creciente nacionalismo económico y las políticas proteccionistas promovidas desde el otro lado del Atlántico.
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