La tensión entre India y Pakistán ha aumentado tras un intercambio de bombardeos y escaramuzas a lo largo de la frontera. El conflicto se intensificó luego de que India lanzara un ataque aéreo en represalia por un atentado terrorista en la región de Cachemira, que cobró la vida de 26 turistas. Pakistán, acusando a India de una «violación flagrante de su soberanía», ha prometido represalias, mientras afirma haber derribado cinco cazas indios, algo que Nueva Delhi no ha confirmado oficialmente. La situación ha llevado al cierre de escuelas y aeropuertos en la región, generando incertidumbre entre la población que vive bajo constante amenaza de violencia.
En medio de esta crisis, la comunidad internacional observa con preocupación, temiendo una escalada entre dos potencias nucleares. Analistas destacan que Pakistán podría optar por una victoria simbólica para evitar mayores conflictos, mientras que India ha pedido a medios internacionales cautela con la propagación de información no verificada. Ambos países se enfrentan no solo en el campo de batalla, sino también en el control del relato mediático, con India destacando sus ataques contra objetivos terroristas y Pakistán denunciando bajas civiles. Las decisiones estratégicas finales podrían recaer en los líderes militares y políticos, quienes buscan evitar una guerra total mientras preservan sus intereses nacionales.
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