En un acto de escalada en el conflicto entre Ucrania y Rusia, las defensas antiaéreas rusas derribaron 50 drones ucranios en las regiones de Belgorod, Voronezh y Rostov, fronterizas con Ucrania. Según informes del Ministerio de Defensa de Rusia, 41 de estos drones fueron interceptados en Belgorod, mientras que los restantes fueron abatidos en Voronezh y Rostov. El incidente ha sido reportado a través del canal de Telegram del ministerio, sin mencionar víctimas o daños materiales. Este aumento en los ataques con drones coincide con los informes de un diálogo emergente entre los presidentes estadounidenses, Donald Trump, y ruso, Vladímir Putin, lo que el diplomático ruso Rodión Miróshnik considera una respuesta «histérica» por parte de Ucrania.
En el contexto de este incremento en la actividad bélica, Rusia mantiene su ofensiva en el Donbás, donde asegura haber obtenido avances significativos. A raíz de esto, Ucrania ha intensificado el uso de drones para atacar infraestructuras críticas dentro de territorio ruso, una táctica que se dirige especialmente contra refinerías de crudo y depósitos de combustible. La tensión entre ambos países parece estar agravándose a medida que las potencias occidentales, aliadas de Ucrania, observan con preocupación los recientes acercamientos entre Moscú y Washington. Esta situación viene a añadir más complejidad al ya volátil escenario geopolítico de la región.
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