El conflicto árabe-israelí ha intensificado su escala tras recientes enfrentamientos que han dejado un saldo significativo de víctimas y destrucción en la región. Las tensiones se reavivaron en la Franja de Gaza, donde los ataques aéreos israelíes se han intensificado en respuesta a los cohetes lanzados por grupos militantes palestinos, exacerbando un ciclo de violencia que parece incesante. Las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales han reiterado su llamado al cese de hostilidades y al regreso a la mesa de negociaciones, enfatizando la necesidad de proteger a la población civil atrapada en el fuego cruzado.
Mientras tanto, en Cisjordania, las tensiones han aumentado con enfrentamientos entre fuerzas de seguridad israelíes y manifestantes palestinos. Las autoridades locales informan de un incremento en las detenciones y en los enfrentamientos de carretera, creando una atmósfera de tensión constante para los residentes de la zona. Este resurgimiento de la violencia amenaza con desestabilizar aún más la frágil situación política en Oriente Próximo, un escenario que sigue siendo observado con preocupación por la comunidad internacional en busca de una solución duradera y pacífica al conflicto.
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