Una manifestación contra la inmigración y la política de asilo en La Haya se tornó violenta, resultando en enfrentamientos con la policía que incluyeron el lanzamiento de piedras y botellas, así como el incendio de vehículos. La protesta, que reunió a unas 1.500 personas, fue disuelta por la policía con cañones de agua y gases lacrimógenos. A pesar de estar autorizada hasta las cinco de la tarde, la violencia llevó a los organizadores a suspenderla anticipadamente. La activista de derecha Els Rechts, quien convocó la manifestación, recaudó casi 20.000 euros para el evento y, tras los disturbios, se desmarcó de la violencia afirmando su rechazo a estas acciones.
El tumulto ocurre en un contexto de campaña electoral en Países Bajos, con elecciones generales programadas para el 29 de octubre. La condena a los disturbios ha sido unánime, con figuras políticas de todos los espectros, incluido el líder ultra Geert Wilders, rechazando la violencia. La presidenta del Sindicato de Policía, Nine Kooiman, y el ministro en funciones de Justicia y Seguridad, Foort van Oosten, expresaron su indignación ante la agresividad mostrada hacia los agentes del orden. En paralelo, Els Rechts, vinculada a políticos de extrema derecha como Geert Wilders y Thierry Baudet, sostiene que su activismo busca representar al neerlandés medio y lamenta los actos de violencia ocurridos durante la protesta.
Leer noticia completa en El Pais.