España ha emergido como una de las economías más dinámicas entre las avanzadas durante el último año, gracias al impulso del consumo doméstico. No obstante, el panorama internacional presenta factores de riesgo debido a las tensiones comerciales encabezadas por Donald Trump, las cuales podrían impactar indirectamente a través de sus socios europeos. Expertos advierten sobre el deterioro de las exportaciones y la inversión empresarial, proyectando un crecimiento del PIB del 2,3 % en 2025, lo que representa una ligera disminución respecto a previsiones anteriores. Además, la dependencia de España de la demanda europea la deja vulnerable si el conflicto comercial afecta a economías clave como Francia y Alemania.
En el ámbito fiscal, España enfrenta desafíos debido al nuevo marco fiscal europeo y la presión para incrementar el gasto en defensa. A pesar de la favorable recaudación tributaria en 2024, los analistas advierten de un aumento significativo en la presión fiscal, afectando principalmente a las clases medias. En el entorno macroeconómico, las tensiones en los mercados de deuda tanto en Estados Unidos como en la eurozona pueden incrementar la volatilidad. La situación se ve exacerbada por políticas fiscales más estrictas, como en Alemania, y un giro en el gasto militar que afecta las primas de riesgo. El Banco Central Europeo enfrenta el reto de equilibrar estímulos sin desatar la inflación, compaginando así la estabilidad financiera con sus objetivos monetarios.
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