En un reciente anuncio, el expresidente estadounidense Donald Trump ha declarado que los productos chinos importados estarán sujetos a un recargo acumulado del 145%, medida que podría intensificar las ya tensas relaciones comerciales entre ambos países. Trump, conocido por su enfoque proteccionista, busca con esta estrategia incentivar la producción nacional y reducir el déficit comercial con China. Sin embargo, expertos advierten que este aumento arancelario podría repercutir negativamente en los consumidores estadounidenses, quienes enfrentarán precios más altos en una amplia gama de productos de consumo. La medida también podría desencadenar represalias por parte de China, afectando aún más el comercio global.
Mientras tanto, los bonos del Tesoro estadounidense han experimentado un nuevo repunte en sus rendimientos, reflejando la incertidumbre que estas decisiones generan en los mercados financieros. El incremento en los rendimientos se debe, en parte, a las expectativas de una política monetaria más restrictiva por parte de la Reserva Federal, que busca controlar la inflación en un entorno de políticas económicas volátiles. Los analistas están atentos al impacto de estos movimientos en la estabilidad económica, ya que un aumento sostenido en los rendimientos podría encarecer los costos de endeudamiento para empresas y consumidores, ralentizando así el crecimiento económico en el corto plazo.
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