En un dramático anuncio, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, informó que su país ha llevado a cabo un ataque aéreo contra tres bases nucleares en Irán: Fordo, Natanz e Isfahan. Estos ataques, descritos por Trump como un «éxito militar espectacular», tienen el objetivo de debilitar significativamente el programa nuclear y de misiles balísticos de Irán. Durante su discurso desde la Casa Blanca, Trump lanzó una advertencia a Irán, señalando que si no acepta un acuerdo de paz, los futuros ataques serían aún más contundentes. La acción ocurre tras semanas de tensión creciente entre ambos países y la intervención de otros actores internacionales, como Israel.
El ataque, ejecutado principalmente con bombas antibúnker y misiles Tomahawk, se desarrolló tras coordinaciones estrechas entre EE.UU. e Israel. El movimiento estadounidense se produce poco después de una serie de conversaciones fallidas en Ginebra entre Irán y representantes europeos sobre el programa nuclear iraní. Aunque Trump expresó su intención de limitar el alcance de la operación, la comunidad internacional observa con preocupación las posibles repercusiones de este bombardeo en la región. La situación podría afectar la estabilidad en Oriente Próximo y se esperan reacciones tanto de Irán como de aliados europeos, mientras expertos advierten sobre el riesgo de un empeoramiento del conflicto.
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