El reciente enfrentamiento entre una unidad de élite de la policía de Chiapas y narcotraficantes, que cruzó la frontera hacia la región guatemalteca de Huehuetenango, ha intensificado las tensiones diplomáticas entre México y Guatemala. La acción se produjo bajo la mirada de agentes guatemaltecos, lo que llevó al gobernador de Chiapas, Eduardo Ramírez, a acusar a las autoridades del país vecino de connivencia con el crimen organizado. En respuesta, el ministro de Defensa de Guatemala justificó la inactividad de sus fuerzas para evitar víctimas civiles, mientras el ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, minimizó la acusación, atribuyéndola a opiniones individuales dentro de México. En tanto, la vicepresidenta guatemalteca, Karin Herrera, evitó escalar el conflicto, prometiendo una resolución diplomática.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, cuestionó el cruce de la frontera por parte de la policía mexicana y prometió una investigación. El gobierno guatemalteco, por su parte, anunció una investigación propia sobre la violación de sus fronteras y posibles abusos cometidos. El incidente, documentado en videos que muestran la violencia desencadenada y la aparente pasividad de los agentes guatemaltecos, ocurre tras una serie de asesinatos de policías en Chiapas, lo que ha intensificado los operativos de seguridad en la región. Este evento ha roto una frágil calma en la frontera, recordando épocas recientes de violencia y desplazamiento forzado por el narcotráfico.
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