El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha solicitado a la Organización de las Naciones Unidas que retire a las tropas de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (Finul) de las áreas de conflicto en el sur del país. Este llamamiento se produce tras incidentes en los que varios cascos azules resultaron heridos debido a ataques israelíes en la región, episodios que el organismo internacional considera violaciones del derecho internacional humanitario y de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad. Netanyahu argumenta que la presencia de las fuerzas de la Finul solo sirve para convertirlas en escudos humanos de Hezbolá, grupo armado que opera en la zona, y señala que la ONU ignora repetidamente las peticiones de retirada, que según él tienen como objetivo proteger tanto a los cascos azules como a los soldados israelíes.
Paralelamente, el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Israel Katz, ha declarado como «persona non grata» al secretario general de la ONU, António Guterres. Esta postura se fundamenta en la supuesta falta de condena por parte de Guterres hacia un ataque con misiles atribuido a Irán, así como por comportamientos que Katz describe como antisemitas y antiisraelíes. Así, las declaraciones de Netanyahu y Katz reflejan el tenso panorama diplomático en la región, donde las actividades de mantenimiento de paz de la ONU y la presencia de fuerzas militares en el sur del Líbano se encuentran en el centro de un complejo conflicto que involucra a Israel, Hezbolá e influencias externas como la de Irán.
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