La tensión entre la recién inaugurada Administración de Donald Trump en Estados Unidos y el Gobierno de Colombia, liderado por Gustavo Petro, ha escalado rápidamente a raíz de políticas migratorias conflictivas. En menos de una semana desde la asunción de Trump, Petro anunció que Colombia no permitirá la llegada de vuelos militares estadounidenses con ciudadanos colombianos deportados. Esta medida es una reacción directa al endurecimiento de la política migratoria estadounidense, uno de los principales focos de las órdenes ejecutivas emitidas por Trump en sus primeros días de mandato. Colombia es uno de los principales países emisores de migrantes hacia Estados Unidos, y Petro ha enfatizado la necesidad de un «tratamiento digno» para sus ciudadanos repatriados, rechazando específicamente un vuelo que transportaba a decenas de colombianos.
En respuesta a esta postura de Petro, la Secretaría de Estado, encabezada por Marco Rubio, anunció la suspensión indefinida del servicio de visas en su embajada en Bogotá, una medida que impacta a miles de colombianos que buscan viajar a Estados Unidos. Esta decisión forma parte del creciente conflicto diplomático entre ambas naciones, a pesar de que Petro afirmó que alberga a más de 15,500 estadounidenses de manera irregular, exhortando a que se presenten ante las autoridades locales sin especificar las repercusiones de no hacerlo. Este choque diplomático en torno a cuestiones migratorias marca un inicio tenso en las relaciones bilaterales, con consecuencias que aún son inciertas. La situación está en desarrollo y se espera más información.
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