Emma Raducanu, la tenista británica que alcanzó el número 10 del mundo, ha protagonizado una rueda de prensa en la que reveló haber rechazado tratamiento médico tras sufrir picaduras de insectos que le provocaron una reacción alérgica leve. Su decisión se basó en el temor a que cualquier sustancia del medicamento recomendado pudiera resultar en un falso positivo en un control antidopaje. Un día antes de su comparecencia ante los medios, Raducanu experimentó una picadura que le influyó tanto el tobillo como la mano, pero optó por no aplicar el spray antiséptico natural que le ofrecieron para aliviar el dolor. «No quería correr riesgos», afirmó la deportista, destacando su preocupación por evitar cualquier traza de sustancias prohibidas antes de sus competiciones.
Esta precaución extrema refleja un temor creciente en el circuito tenístico tras los recientes casos de dopaje que involucraron a figuras destacadas como Jannik Sinner e Iga Swiatek. Raducanu enfatizó que esta preocupación es compartida ampliamente entre los jugadores y que cada uno intenta gestionar de la mejor manera posible los aspectos controlables, comprendiendo las complicaciones de demostrar inocencia en situaciones que escapan a su control. Con ganas de volver a la competición, la británica se prepara para su debut en el Abierto de Australia del 12 al 26 de enero, donde enfrentará en primera ronda a la vigesimoséptima del ranking mundial, Ekaterina Alexandrova.
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