El año 2024 fue testigo de transformaciones significativas en el sector del hardware para estaciones de trabajo, con el resurgimiento de AMD en el ámbito de los procesadores, la consolidación de tecnologías existentes y la irrupción de nuevas tendencias en almacenamiento y memoria RAM. La carrera entre los titanes de la industria, AMD, Intel y NVIDIA, definió un año marcado por movimientos estratégicos y productos innovadores.
El mercado de procesadores experimentó un punto de inflexión notable. AMD, que durante años había sido el eterno competidor de Intel, logró cimentar su presencia al capturar cerca del 40% de las ventas en el segmento de procesadores de «clase cliente». La serie AMD Ryzen 9000, junto a las dificultades que Intel enfrentó con su línea Core Ultra 200S, inclinaron la balanza a favor de AMD. En el ámbito de procesadores de «clase workstation», el dominio de AMD fue aún más pronunciado, con un asombroso 90% del mercado gracias a las líneas Threadripper 7000 y PRO 7000WX. Intel, por su parte, se enfrentó a un año difícil, alcanzando una participación del 10% con sus Xeon W.
En el campo de las tarjetas gráficas, NVIDIA mantuvo su hegemonía. La compañía registró un 80% de las ventas con su línea GeForce, mientras que el restante 20% correspondió a las tarjetas profesionales de la serie RTX. La constancia en la participación del mercado se mantuvo a pesar de la creciente relevancia de aplicaciones vinculadas a la inteligencia artificial y la producción virtual, demostrando la solidez de NVIDIA en el sector.
El panorama de sistemas operativos también vivió cambios relevantes. Windows 11 logró consolidarse como la opción preferida, ocupando el 90% de las estaciones de trabajo, lo que llevó a Puget Systems, un referente en estaciones de trabajo personalizadas, a eliminar la opción de configurar nuevas estaciones con Windows 10. Mientras, Linux ganó terreno de forma constante, representando el 10% de las ventas y destacándose en sistemas de servidores.
En cuanto a almacenamiento, la tendencia hacia mayores capacidades se hizo evidente. La capacidad promedio de unidades de almacenamiento primario alcanzó poco más de 2 TB, aumentando un 25% respecto a 2023. Aunque el tamaño más común se mantuvo en 1 TB, las unidades de 2 TB ganaron tracción y se espera que alcancen una popularidad similar el año próximo. Las unidades NVMe se consolidaron como estándar, relegando a los discos SATA y HDD tradicionales a usos específicos.
Finalmente, en el ámbito de la memoria RAM, las configuraciones se diversificaron y aumentaron en capacidad. De una media de 135 GB en 2023, la capacidad media subió a 150 GB en 2024, con configuraciones de 64 y 128 GB liderando. Opciones como 96 y 192 GB comenzaron a captar interés hacia finales del año, mientras que configuraciones de alta capacidad, como 256 GB, siguieron en crecimiento, especialmente en sistemas equipados con procesadores AMD Threadripper.
La evolución del hardware en 2024 se puede definir como un año de transiciones cruciales, con un mercado cada vez más competitivo y una clara inclinación hacia configuraciones con mayor capacidad y rendimiento. El 2025 traerá consigo nuevas tecnologías que podrían redefinir aún más las preferencias de los consumidores en sectores clave como la inteligencia artificial y la creación de contenido, lo que hará de los próximos años un período fascinante para observar en esta dinámica industria.