La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha confirmado que, a partir de 2025, Telefónica dejará de estar obligada a compartir su red de fibra NEBA bajo las condiciones actuales. Este cambio marca un punto de inflexión significativo en la regulación de las telecomunicaciones en España, permitiendo a Telefónica gestionar su infraestructura de manera más autónoma, liberándose de las restricciones impuestas desde la liberalización del sector.
El anuncio se produce en un contexto donde el paisaje competitivo ha cambiado drásticamente. Telefónica, que alguna vez fue el operador dominante en el mercado, ha sido superada en volumen de clientes por MásOrange, resultado de la fusión de Orange y MásMóvil. Esta evolución ha influido en la decisión de la CNMC de flexibilizar las normativas que solían acotar a Telefónica, buscando una competencia más justa en un mercado cada vez más inclinado hacia ofertas de bajo coste.
España está actualmente dividida en dos zonas distintas en cuanto a la competencia en telecomunicaciones. En la denominada «zona competitiva», que incluye a 696 municipios desde 2016, Telefónica ya no está obligada a compartir su infraestructura debido a la suficiente presencia de competidores. Por otro lado, en la «zona no competitiva», principalmente rurales y menos densamente pobladas, la compañía debe seguir ofreciendo acceso regulado, lo que ha mantenido los precios más elevados y reducido las promociones.
La CNMC justifica su decisión en la madurez del mercado, impulsada por tecnologías alternativas como el 5G FWA y los servicios satelitales de Starlink, que disminuyen la dependencia de la infraestructura de Telefónica.
Una vez se publique oficialmente esta resolución en el Boletín Oficial del Estado, los operadores que actualmente dependen de la red de Telefónica tendrán un plazo de seis meses para renegociar sus acuerdos existentes. A partir de entonces, Telefónica será libre de fijar sus propias condiciones de acceso o de decidir cómo gestionar su red. Este cambio podría consolidar acuerdos de compartición de infraestructura con otros competidores como Vodafone, MásOrange y Digi, que ya son prácticas comunes.
Telefónica ha estado avanzando en nuevas direcciones, como la creación de fibercos como BlueVía y colaboraciones con otras entidades, que le permiten diversificar y optimizar la rentabilidad de su infraestructura.
Para los consumidores, el impacto de esta modificación regulatoria será directo. En las zonas competitivas, se anticipa un incremento en las ofertas y una mejora en las promociones. Sin embargo, en las áreas no competitivas, los usuarios podrían enfrentarse a un aumento de precios y opciones reducidas, aunque las tecnologías emergentes promesas de Starlink y 5G FWA ofrecen alternativas viables.
La CNMC ha comenzado un proceso de consulta pública para recoger opiniones del sector antes de implementar la resolución final. Esta consulta pretende equilibrar las demandas de los operadores con las necesidades de los consumidores, asegurando una transición justa hacia el nuevo paradigma regulatorio.
La retirada de la regulación NEBA simboliza el fin de una era en las telecomunicaciones españolas. Telefónica se libera de décadas de supervisión estricta para competir en pie de igualdad, mientras el sector se enfrenta al reto de mantener un mercado dinámico y accesible, especialmente en zonas rurales. La capacidad de las empresas para adaptarse y el posible impacto democratizador de las nuevas tecnologías serán cruciales en este nuevo escenario.