En Tel Aviv, la ciudad más liberal y vibrante de Israel, los habitantes adoptan un estilo de vida hedonista y activo, comenzando sus días con ejercicio al amanecer. La guerra, sin embargo, no puede ser ignorada, ya que la vida cotidiana coexiste con recordatorios constantes del conflicto, incluyendo alertas pasadas y el impacto visible de los desplazados. Pese a las tensiones bélicas, la resiliencia local se manifiesta en sitios abarrotados de familias y jóvenes que buscan un retorno a la normalidad. Tel Aviv sigue abanderando la modernidad y el liberalismo, incluso cuando acoge manifestaciones por la paz y protesta por la situación de los rehenes detenidos por Hamás. En este ambiente de ambivalencia, la ciudad equilibra el disfrute de la vida y la cruda realidad del conflicto que se desarrolla a su alrededor.
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