En el centro de la última controversia fiscal del país se encuentra Alberto González Amador, novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Según la documentación tributaria revelada, Amador intentó deducir artículos personales como hilo dental, desodorante, un saxofón y un Rolex como gastos de empresa en los ejercicios fiscales de 2020 y 2021. Esta práctica, según el sindicato de técnicos de Hacienda GESTHA, es considerada «irregular» ya que se trata de gastos que claramente no están relacionados con ninguna actividad empresarial viable. Carlos Cruzado, presidente de GESTHA, enfatiza que estos gastos buscan «aminorar indebidamente el beneficio» de la empresa.
Cruzado puntualiza que, aunque esta irregularidad es evidente, no se clasifica como un delito fiscal grave. En estos casos, no se puede constatar dolo, y la situación se manejaría como una infracción administrativa en lugar de un acto criminal grave.
Cadena SER ha informado además que González Amador intentó deducir las vacaciones que compartió con Díaz Ayuso en Zagreb y Creta en agosto de 2021. Según Cruzado, es poco probable que Díaz Ayuso enfrente repercusiones legales debido a que las irregularidades pertenecen a la empresa de su pareja. No obstante, esto no excluye las posibles implicaciones políticas que podrían surgir.
En respuesta al escándalo, el gobierno de Ayuso ha dirigido su atención hacia Hacienda, criticando la divulgación de estos datos confidenciales. Cruzado admite que estas filtraciones son inusuales y contrarias a las normativas de privacidad de la Agencia Tributaria. «Es raro y es un tema que se persigue por la propia Agencia Tributaria», admite el presidente de GESTHA, subrayando la gravedad del acceso no autorizado a información fiscal sensible.
Estas revelaciones han suscitado un debate sobre la privacidad de los datos fiscales y las prácticas comerciales cuestionables de figuras públicas, añadiendo un nuevo capítulo a las complejidades fiscales y políticas del país.
Fuente: Gestha