La esperanza de vida mundial ha regresado a los niveles anteriores a la pandemia, con las mujeres alcanzando 76,3 años y los hombres 71,5 años, según los últimos datos disponibles. Este avance representa una mejora significativa en comparación con 1950, cuando la esperanza de vida era más de 20 años menor. Este aumento se atribuye a avances en la atención médica, nutrición y condiciones de vida globales, que han permitido a la población mundial recuperarse paulatinamente de los impactos del COVID-19.
El incremento en la esperanza de vida refleja un éxito en los esfuerzos internacionales por mejorar la salud pública y el acceso a servicios sanitarios de calidad. Sin embargo, sigue habiendo disparidades significativas entre diferentes regiones del mundo, con algunos países todavía enfrentando desafíos en salud, infraestructura y recursos. A pesar de estos obstáculos, la tendencia general señala un futuro más saludable y prometedor para las generaciones venideras, resaltando la importancia de mantener el enfoque en políticas de salud sostenibles y equitativas.
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