La joven boxeadora catalana de 23 años lucha por alcanzar su sueño de convertirse en campeona del mundo. Sin embargo, su batalla más dura no se libra en el cuadrilátero, sino en su vida diaria. Enfrenta la constante presión de pagar el alquiler y cubrir las facturas, lo que la obliga a dedicar gran parte de su tiempo y energía en trabajos que le ayuden a mantener su estabilidad económica. Esta lucha diaria se ve agravada por la indiferencia del entorno, que parece no reconocer su esfuerzo y dedicación, haciendo que el camino hacia su sueño sea aún más arduo.
Mientras se prepara para cada combate, la joven también debe enfrentarse a una falta de apoyo palpable que la afecta emocionalmente. A pesar de estos desafíos, su determinación es inquebrantable. Mantiene la esperanza de que su esfuerzo y talento sean finalmente reconocidos y que su sueño de subir al podio con el título de campeona mundial se haga realidad. La historia de esta boxeadora resalta la difícil pero valiente realidad de muchos jóvenes deportistas que luchan por abrirse camino en el mundo del deporte en medio de obstáculos personales y sociales.
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