Taiwán ha ubicado la protección de sus 24 cables submarinos al centro de sus preocupaciones, con el despliegue de patrullas marítimas y sistemas de alerta temprana que operan ininterrumpidamente. Estos cables son fundamentales para la conexión a Internet y la economía digital de la isla, transporte de más del 95% del tráfico internacional de datos.
La estrategia taiwanesa ha intensificado la vigilancia sobre 96 embarcaciones vinculadas a China y alrededor de 400 barcos que podrían utilizarse para operaciones hostiles. Este enfoque busca optimizar recursos en un contexto de marcada asimetría frente al gigante asiático.
El cambió de doctrina se aceleró tras el corte del cable TP3 por un carguero con tripulación china, un incidente que terminó con la condena de su capitán. Este caso sentó un precedente y reforzó las políticas de vigilancia, incluidas alertas automáticas para embarcaciones que se acercan a los cables.
La seguridad de estos cables no es un mero desafío técnico, sino también geopolítico. La delicada misión de Taipéi es proteger su infraestructura sin generar una escalada de tensiones. La cooperación internacional será crucial para mitigar estos riesgos y mantener la resiliencia digital de la isla.
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