En un esfuerzo por evitar la imposición de nuevos aranceles a las importaciones de semiconductores, el gobierno de Taiwán ha enviado representantes a Washington. Esta medida busca contrarrestar las declaraciones previas del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha expresado su intención de gravar los productos electrónicos importados, un sector dominado en gran medida por Taiwán.
El ministro de Asuntos Económicos de Taiwán, Kuo Jyh-huei, señaló que un viceministro y un jefe de sección adjunto han sido comisionados para entablar negociaciones con las autoridades estadounidenses. El objetivo primordial es resaltar la relevancia de un comercio sin trabas en el ámbito de los semiconductores, un sector crucial en la cadena de suministro tecnológica global.
Taiwán alberga a gigantes de la industria como TSMC, el principal fabricante de chips a nivel mundial. Gran parte de los semiconductores avanzados que operan en centros de datos en todo el mundo tienen su origen en esta isla, lo cual la convierte en un socio indispensable para Estados Unidos, especialmente en momentos donde la competencia tecnológica con China se intensifica.
A pesar de esta cooperación, Trump ha criticado a Taiwán, acusándolo de «robar» la industria de semiconductores estadounidense. En un paso que generó gran preocupación, anunció su intención de implementar un «impuesto del 100%» sobre los chips importados de Taiwán. Esta declaración hizo temblar a la industria, que depende en buena parte de las importaciones para sostener su modelo de negocio.
El pasado viernes, Trump reiteró su intención de anunciar nuevos aranceles sobre varias economías, buscando lo que él llama un comercio «recíproco». En respuesta, Taiwán ha enfatizado su papel crucial dentro de la cadena de suministro global. El ministro Kuo subrayó que las empresas taiwanesas producen chips que son diseñados y vendidos por compañías estadounidenses, asumiendo además los considerables costos de capital que implica su producción.
«Taiwán es el mejor socio de Estados Unidos», declaró Kuo, defendiendo la legitimidad y transparencia de las transacciones tecnológicas entre ambos países. Destacó que la isla invierte significativamente en patentes e innovaciones estadounidenses, rechazando cualquier insinuación de malas prácticas comerciales.
Las negociaciones en Washington serán determinantes para definir el futuro del sector de semiconductores. Un desenlace positivo podría evitar perturbaciones en la cadena de suministro global, especialmente en un contexto donde Estados Unidos busca reforzar su producción interna mediante la Ley CHIPS y otras iniciativas destinadas a impulsar su competitividad tecnológica frente a China. El mundo tecnológico observa con atención los resultados de estas conversaciones, conscientes del impacto que podrían tener en la economía global.