Cada verano, el cielo se ilumina con las Perseidas, conocidas popularmente como «las lágrimas de San Lorenzo». Este fenómeno, que puede observarse entre el 17 de julio y el 24 de agosto, alcanza su pico de actividad entre el 11 y el 13 de agosto. Aunque la designación de «lluvia de estrellas» no es científicamente precisa, es la manera en que muchos se acercan a un evento que se origina de los restos de polvo del cometa 109P/Swift-Tuttle. Este cometa, descubierto en 1862 por Lewis Swift y Horace Parnell Tuttle, produce un espectáculo astronómico a medida que la Tierra cruza su órbita y los fragmentos de materia se desintegran al entrar en nuestra atmósfera.
El cometa Swift-Tuttle es intrigante no solo por su relación con las Perseidas, sino también por su tamaño y características. Con un diámetro de 26 kilómetros, es el mayor objeto conocido que pasa cerca de la Tierra y tiene un periodo orbital de 133 años. Sin embargo, su potencial amenaza es notable: se estima que podría impactar nuestro planeta en el año 2126, liberando una explosión 27 veces más fuerte que la que se cree que causó la extinción de los dinosaurios. A pesar de esto, estudios recientes han señalado que su órbita es bastante estable y no representa una amenaza durante los próximos dos mil años, haciendo de las Perseidas un espectáculo seguro y fascinante para la observación en las cálidas noches de agosto.
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