En el 80º aniversario de la liberación de Auschwitz, los Reyes de España, Felipe y Letizia, se unieron a líderes de más de 50 países para conmemorar este momento histórico. Destacó la presencia de otras casas reales y jefes de Estado como el Rey Carlos III de Inglaterra y el presidente francés, Emmanuel Macron. Sin embargo, el protagonismo recayó en los sobrevivientes, quienes emitieron emotivos discursos de advertencia contra el auge de la extrema derecha y el antisemitismo, definido recientemente como un «tsunami» por la historiadora Deborah Lipstadt. La superviviente Marian Turski, de 98 años, reiteró su famoso consejo de no ser indiferente al odio, mientras Tova Friedman habló sobre la resiliencia de un pueblo que, frente al odio, logró construir un Israel fuerte.
El evento se realizó en un contexto global complicado, marcado por la guerra en Ucrania y el conflicto en Gaza, lo que subrayó la relevancia de los discursos sobre el peligro de la intolerancia creciente. Dos ausencias notorias fueron las del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el líder ruso, Vladimir Putin, ambos bajo órdenes de detención internacional. En el acto, el presidente polaco, Andrzej Duda, reiteró el compromiso de Polonia de ser guardiana de la memoria del Holocausto, recordando a figuras históricas como Witold Pilecki, quien testificó sobre las atrocidades de Auschwitz. Los discursos clamaron por un recuerdo consciente y una acción decidida frente a ideologías de odio que, aunque pertenecen al pasado, aún encuentran eco en la Europa contemporánea.
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