En los últimos seis años, los contratos fijos discontinuos en España han experimentado un crecimiento notable del 720%. Estos contratos, comúnmente conocidos como «contratos cerilla» debido a su naturaleza de corta duración y alta rotación, permiten a las empresas contratar empleados para desempeñar labores en períodos específicos sin garantizar continuidad laboral. Este tipo de contrato se ha vuelto cada vez más popular en sectores con alta variabilidad estacional, como el turismo y la agricultura, permitiendo a las empresas adaptarse a las demandas fluctuantes del mercado.
Este aumento en los contratos fijos discontinuos plantea interrogantes sobre la calidad del empleo generado, ya que, a pesar de su carácter «fijo», no aseguran una estabilidad laboral continua para los trabajadores. A medida que más empresas adoptan esta modalidad, los sindicatos y diversos grupos laborales han comenzado a exigir mayor regulación y protección para los empleados, argumentando que la proliferación de estos contratos puede contribuir a la precariedad laboral y a la falta de derechos adquiridos a largo plazo para los trabajadores.
Leer noticia completa en El Mundo.