El avance urbanístico global, caracterizado por la expansión y densificación de las ciudades, ha conllevado un aumento significativo en las infraestructuras subterráneas, incluyendo las redes de alcantarillado. Este incremento en el hábitat subterráneo adecuado para especies sinantrópicas, especialmente ratas, sugiere que la población de roedores urbanos ha experimentado un crecimiento del 15 al 20% en la última década. Las ciudades en constante expansión no sólo proporcionan más recursos para la sobrevivencia de estas especies, sino que también les ofrecen refugios extensos y complejos, que facilitan su reproducción y supervivencia frente a depredadores y condiciones climáticas adversas.
Este aumento en la población de ratas urbanas representa un desafío significativo para las políticas de salud pública y manejo urbano. Las ratas son conocidas portadoras de enfermedades que pueden afectar a los humanos, como la leptospirosis y otras zoonosis, por lo que su proliferación en áreas densamente pobladas eleva el riesgo de brotes epidémicos. Además, estos roedores pueden causar daños a la infraestructura, afectando tuberías, cables eléctricos y estructuras edilicias. Las ciudades deben desarrollar estrategias integrales de control de plagas que incluyan soluciones innovadoras y sostenibles para mitigar los riesgos asociados y garantizar un entorno urbano seguro tanto para los humanos como para la biodiversidad local.
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