Después de un periodo de alta volatilidad, el Índice de Precios de Consumo (IPC) ha registrado un descenso hasta el 2,2% en abril, proporcionando un respiro a los consumidores. Este alivio en la inflación se traduce en una ligera pero significativa disminución en los precios de los alimentos. Las principales cadenas de supermercados están ajustando sus precios para ser más competitivas y mejorar su imagen pública, lo que ha resultado en una reducción en el coste de productos esenciales como pan, leche, aceite, arroz y detergentes.
Mercadona ha tomado la delantera al anunciar una rebaja en 500 productos, incluyendo quesos, yogures, conservas y artículos de limpieza. Carrefour no se ha quedado atrás, reduciendo de manera «permanente» el precio de 500 productos de su marca propia. Por su parte, DIA ha bajado los precios de más de 200 productos, en algunos casos hasta un 40%. Otras cadenas como Supeco y Lidl también están implementando estrategias de precios competitivos, con especial énfasis en productos frescos, para atraer y fidelizar a los clientes.
Esta competencia en la reducción de precios responde a la necesidad de las cadenas comerciales de mantener la lealtad del consumidor en un entorno económico que favorece la comparación de precios y la búsqueda del mejor valor. Un ejemplo notable es el del aceite de oliva, cuyo precio ha disminuido un 5,5% en abril, acumulando un descenso de más del 40% respecto al año anterior. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha calculado que la cesta de la compra ha bajado un 0,31% en abril, una mejora que, aunque discreta, es bienvenida por los hogares.
La expectativa es que esta tendencia de reducción de precios continúe, permitiendo a los consumidores maximizar el valor de su dinero. Esto resalta la importancia de que los compradores se mantengan informados y atentos a las variaciones de precios para aprovechar las mejores ofertas del mercado.