Las relaciones entre Sumar y Podemos experimentan un enfriamiento en sus conversaciones para consolidar una candidatura unitaria a la izquierda del PSOE para las próximas elecciones generales. El regreso de Irene Montero a la política nacional, ahora como candidata de una lista más allá de Podemos, no ha sorprendido en el espectro político. Sin embargo, el momento del anuncio ha generado reacciones variadas, con liderazgos como el de Yolanda Díaz y Antonio Maíllo abogando por procesos democráticos para seleccionar a los candidatos. Estos apuntan a la importancia de centrarse en la política y no en individualidades, enfatizando un proceso de primarias para elegir a los referentes de esta posible coalición, un enfoque que evita designaciones directas y promueve la inclusión de diversas fuerzas políticas bajo una doctrina unitaria.
Mientras tanto, ciertas voces críticas dentro de los aliados políticos, como Aina Vidal de Sumar y representantes de Más Madrid, han expresado su desacuerdo sobre el avance de debates electorales para un horizonte aún lejano de dos años. Podemos, bajo la dirección de Ione Belarra y el apoyo de figuras como Pablo Fernández, mantiene su enfoque en la consolidación de una izquierda de poder, apoyándose en movimientos sociales para transformar el clamor social en una fuerza electoral efectiva. En este contexto, Podemos busca extender su influencia mediante alianzas con organizaciones civiles, orientando su estrategia hacia un activismo que priorice asuntos clave como la vivienda y los derechos laborales, mientras evita discusiones prematuras sobre la campaña para las elecciones generales de 2027.
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