Hace siete meses, Suecia renunció a su histórica neutralidad y se unió a la OTAN, intensificando el debate sobre la seguridad en Europa tras la invasión rusa de Ucrania. Este significativo cambio de política fue aprobado luego de superar bloqueos por parte de Hungría y Turquía, los cuales alegaban que Suecia daba refugio a separatistas kurdos. El ministro de Defensa sueco, Jonson, desempeñó un papel clave en este proceso y en declaraciones recientes destacó la importancia del incremento del gasto militar para enfrentar la amenaza rusa. La entrada de Suecia y Finlandia en la Alianza refuerza el poder disuasorio del bloque, lo que, según Jonson, es fundamental para hacer frente a las acciones agresivas de Moscú en el Báltico y garantizar la seguridad colectiva de los aliados.
En el contexto del foro de seguridad en Varsovia, Jonson afirmó la necesidad de que todos los miembros de la OTAN aumenten su gasto en defensa al 2% del PIB, una medida ya adoptada por Suecia, que prevé elevarlo al 2,6%. También enfatizó la importancia del apoyo continuo a Ucrania como barrera frente a posibles expansiones rusas en Europa. En paralelo, destacó que para no depender excesivamente de Estados Unidos, quien cubre el 70% del gasto de la Alianza, Europa debe asumir más responsabilidades de defensa. A pesar de las distracciones internacionales hacia Oriente Próximo, Suecia insiste en que el foco debe mantenerse en Ucrania, apoyando decisivamente a este país vecino como forma de fortalecer la seguridad europea en su conjunto.
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