Cada verano, la tragedia se repite: trabajadores mueren expuestos al calor extremo en España. Recientemente, un temporero en Alcarràs falleció por estrés térmico, un caso que apenas figura en las estadísticas oficiales de muertes laborales por calor del Ministerio de Trabajo. Expertos y sindicatos cuestionan estas cifras, subrayando que muchas muertes permanecen sin contabilizarse. Mientras el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria del Ministerio de Sanidad registró más de 2.000 muertes por calor en 2024, la aplicación Mace del CSIC sugiere cifras aún mayores, creando un marcado contraste con los datos oficiales que mencionan cero fallecimientos laborales por estas causas.
La falta de registros adecuados es un problema extendido en toda Europa. En países como Grecia y Francia, las muertes laborales por calor no se registran o son mínimas, lo que genera dudas sobre la precisión de las estadísticas. Los sindicatos resaltan la necesidad de un mejor diagnóstico y proponen mejoras en la prevención de riesgos laborales en España. A pesar de un mayor esfuerzo normativo y de inspección, como el reforzamiento de la vigilancia de accidentes por calor, los expertos insisten en que las cifras actuales no reflejan la realidad. Además, destacan que el problema afecta desproporcionadamente a trabajadores vulnerables y de menores recursos, sugiriendo que las soluciones deben considerar factores sociales y de género.
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