Starship, el ambicioso cohete de Elon Musk destinado a la conquista de Marte, realizó su noveno vuelo de prueba en la madrugada de hoy, marcando una nueva etapa en su desarrollo, aunque no sin dificultades. A pesar de los avances significativos, como el exitoso ascenso y la reutilización del propulsor Super Heavy por primera vez, la nave no logró desplegar su carga útil ni completar la maniobra de reentrada, lo que resultó en su desintegración sobre el océano Índico. El despegue tuvo lugar desde Starbase, Texas, apenas cuatro días después de recibir la aprobación de la Administración Federal de Aviación de EE. UU., tras una investigación relacionada con la explosión que ocurrió en un vuelo anterior.
Entre los logros destacados de este vuelo, el uso del primer propulsor reutilizado y un ascenso sin fallos son considerados un avance crucial. Sin embargo, problemas en la apertura de la bodega de carga y un fallo en el sistema de control de actitud impidieron el despliegue de una carga de prueba y la correcta reentrada de la nave, llevando a su colapso. Pese al desenlace, desde SpaceX se plantea el evento como un paso adelante, resaltando la acumulación de datos valiosos que permitirán futuras mejoras y un aumento en la frecuencia de los vuelos, con tres lanzamientos previstos en las próximas semanas.
Leer noticia completa en 20minutos.