Los recientes disturbios violentos en el Reino Unido, impulsados por plataformas de extrema derecha, representan la primera gran crisis para el nuevo Gobierno laborista de Keir Starmer. El Ministerio del Interior ha descartado involucrar al ejército, pese a las 150 detenciones y los numerosos agentes heridos. Las protestas, avivadas por desinformación y discursos antiinmigración tras un apuñalamiento múltiple en Southport, han derivado en saqueos y enfrentamientos en ciudades como Liverpool y Mánchester. En respuesta, el Gobierno ha reforzado la seguridad en comunidades musulmanas y ha implementado medidas judiciales urgentes para mantener el orden.
Leer noticia completa en El Pais.
Resumen de privacidad
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.