El quinto vuelo de prueba del megacohete Starship de SpaceX despegó exitosamente desde Boca Chica, Texas, marcando un nuevo hito en la promesa de reutilización de cohetes espaciales. A las 14:25 hora peninsular española, el gigante del espacio emprendió su viaje, y en una maniobra destacada, el propulsor Super Heavy se separó de la nave superior y regresó a la base solo siete minutos después del despegue. Este logro fue posible gracias a una cautelosa preparación que exigía la revisión de miles de parámetros del vehículo y de la plataforma, y la aprobación manual del director de vuelo, garantizando que las condiciones fueran óptimas para su intento. La empresa de Elon Musk había advertido previamente sobre las complicaciones de este retorno y captura, destacando que en caso de condiciones adversas, el propulsor estaba preparado para efectuar un amerizaje seguro en las aguas del golfo de México.
Paralelamente, la parte superior de la Starship, impulsada por el Super Heavy, siguió una trayectoria suborbital similar a la de pruebas anteriores. Según el plan, se espera que la nave concluya su vuelo con un amerizaje suave en el océano Índico aproximadamente una hora y cinco minutos después del lanzamiento. Esta prueba supuso un avance, especialmente después de que en junio se identificaran problemas con la coraza térmica durante el cuarto vuelo, motivando una renovación completa del sistema de protección térmica de la nave. Como anticipó SpaceX, el regreso supersónico del Super Heavy generó explosiones sónicas audibles en el área de aterrizaje, subrayando la magnitud y los desafíos asociados a la reutilización de estos megacohetes en el ámbito aeroespacial.
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